Por: Gregorio Ortiz Epalza

Con este artículo, intento colocar en discusión la forma como hoy día, en los  festivales vallenatos, se está interpretando el aire de puya-

Alrededor de los aires vallenatos a interpretar en los festivales, figura la puya; caracterizada por tener la digitación más rápida y a su vez la más exigente, dado que el acordeonero, para conservar la armonía rítmica, no puede excederse en velocidad porque podría cambiar el ritmo y acercarse a guaracha, ni ejecutarla tan lenta que podría terminar llevar el ritmo hacia el merengue. Lo que respecta al cajero, tampoco la tiene nada fácil, si se acelera podría llevar el ritmo a una variante del mapalé.

 

Durante la interpretación de la puya existe un momento en el que la caja, la guacharaca y el acordeón son interpretados en forma individual. A este lo conocemos como “solo de puya”; cuya finalidad es permitir que cada ejecutante muestre sus capacidades en el desempeño de cada instrumento. Lo anterior pone al concursante en la imperiosa necesidad de ser cuidadoso en las entradas y salidas de cada instrumento; condición que deben tener en cuenta los jurados calificadores al momento de evaluar la ejecución de este aire para definir un lugar de privilegio en cualquier instancia de la competencia.

 

Estos aspectos tienen a la puya considerada como el aire que define a los ganadores de los festivales, sin desconocer la exigencia que poseen los demás ritmos. Sin embargo, desde hace algunos años ha surgido un cambio sustancial en la ejecución del solo de puya; este fragmento de la competición musical se hace con el acompañamiento, en bajo volumen, de los instrumentos restantes; es decir, cuando el acordeón está ejecutando el solo de puya, la caja y la guacharaca siguen el ritmo con volumen bajo, mientras el acordeón lo hace con todo su esplendor. Esto lleva a concluir que hoy el solo de puya se ejecuta acompañado, lo que representa una contradicción.

 

La razón de dicho giro interpretativo, de acuerdo a lo investigado, es que, de esa manera, los músicos en competencia minimizan la posibilidad de salirse de la armonía que requiere el aire. Si bien es cierto, de esta manera los intérpretes logran su cometido; también es cierto que ello afecta el nivel del espectáculo y la preservación autentica del folclor, razón esencial de los festivales.

 

Al respecto, la junta directiva de la Fundación Festival Vallenato del Magdalena Medio, entidad encargada de la organización del evento, ha venido imprimiendo ciertos cambios en las distintas categorías del concurso, tendiente a rescatar los elementos raizales de la música vallenata. En este aspecto, se ha considerado que los festivales deben convertirse en un filtro que tamice estas fallas para alcanzar el cometido que la gran mayoría de los amantes del folclor reclaman.

 

En concordancia con lo anterior, y específicamente en el solo de puya, objeto de estudio del presente editorial, la Fundación ha decidido que en dicha ejecución interpretativa debe desarrollarla cada instrumento en forma independiente. De esta manera, aportamos nuestro grano de arena en la preservación de los elementos raizales del folclor vallenato.

 

 

 

Esperamos disfrutar de una puya bien tocada, la cual debe ser ejecutada respetando la cadencia que contiene el aire y así, dejar de creer que la mejor puya es aquella donde el acordeonero, cajero y guacharaquero se quieren “desarmar” tocándola.

 

Por: Gregorio Ortiz Epalza